El moho es un hongo que se puede encontrar en interiores o al libre. Un lugar húmedo, cálido y con baja luminosidad, favorece el crecimiento de este hongo.
Es un problema que muchos aplazan, pues la eliminación de este suele ser difícil y algunas veces, costosa. Sin embargo, la pronta eliminación es de vital importancia, ya que puede resultar bastante dañino a la salud y a la estructura.
¡El moho es peligroso!
El moho rara vez es algo bueno, como cuando es utilizado para la elaboración de alimentos como el queso azul, sin embargo, tener este hongo creciendo en su hogar puede ser bastante peligroso (según el tipo), este hongo puede causar daños a la salud.
Las esporas de este hongo pueden causar problemas respiratorios, especialmente a personas asmáticas o con alergias.
Existe un tipo que es bastante peligroso, incluso para personas que no padecen alergias o asma, este tipo de moho es conocido como moho negro. Este moho expulsa esporas que pueden causar picazón, irritación en ojos, garganta y piel; así como síntomas graves respiratorios que pueden comenzar con tos seca.
El moho no se queda en un lugar
Cuando este hongo esté presente en su hogar, o en cualquier otro lugar, este no se limitará a estar solo en el área donde haya crecido. El moho suele crecer en áreas húmedas de poca luminosidad con materiales porosos.
Lugares donde el moho es más propenso a crecer:
- Tuberías con fugas
- Sótanos
- Baños (por la condensación)
- Entre otros lugares
Las esporas del moho viajan fácilmente por el aire, haciendo posible su traslado a cualquier otro lugar con las características anteriormente mencionadas.
Causa daño al hogar
El moho, además de causar problemas de salud a los habitantes del hogar, causa daño estructural. Cuando el moho crece en los materiales de construcción puede llegar a corroerlos, causando daños a la estructura de su hogar.
Si sospecha que hay moho, es esencial que un profesional lo evalúe lo antes posible antes de que cause un daño duradero.
Importancia de la impermeabilización
Las filtraciones de agua pueden causar consecuencias preocupantes a corto y largo plazo. Además del daño que sufriría el interior de la edificación. Este daño estructural podría ser inevitable si el problema persiste.
La segunda causa más común del deterioro de un edificio se debe a los daños por agua, ya que los materiales de construcción tienen un periodo de vida más corto cuando se exponen durante un periodo prolongado al agua o a condiciones de humedad.
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